IGOR CORRALES, fruto salvaje de la naturaleza tropical

Presentación de la colección "Florilegio, Floreros y Flores" de Igor Corrales en New Jersey IGOR CORRALES, fruto salvaje de la naturaleza tropical
El Maestro Igor Corrales, nacido en Somoto, Nicaragua, siempre ha mantenido un vínculo peculiar con la naturaleza; en efecto desde niño soñaba mirando al cielo, al ver e interpretar diferentes formas que se le aparecían: cada pieza natural de la fauna o flora le encantaba; recorría bosques, selvas para divertirse, cazar, soñar y jugar.
Esa naturaleza fascinante tropical ha sido su fuente de inspiración para aprehender el cosmos con su magia de arcoíris y constelaciones, ese mundo real visto por el niño como lo recalca su obra " Érase una vez un bosque de Somoto" inspirada por el bosque y río de Muzunce; es allí donde vio crecer las flores con diferentes colores que formaron a posteriori la paleta de sus colores declinados en su apellido CORRALES : C de celeste, O de ocre, R de rojo, R de rosa, A de amarillo o azul, L de lila, E de esmeralda y S de siena.
Así fue como siendo niño, descubrió esas flores en bosques y praderas que le acompañaron en su sendero artístico, hasta llegar a cierta madurez de Hombre Artista, como lo simbolizan esas flores cortadas y delicadamente aliñadas...
Éste es el recorrido de Igor Corrales: el niño flor de las praderas y bosques, creció y se convirtió poco a poco en Artista asentado en su Arte, tal ramo de flores en florero; y su Arte forma todo un compendio de distintas obras que son cada una, flor de su composición artística muy variada con múltiples facetas o caras, como las 33 que descubrió el crítico guatemalteco Frank Galich hablando de la creación artística del Maestro.
Esta colección de onomástica tríptica "Florilegio, Floreros y Flores", viene a ser una simbiosis de arte poético pictórico materializado e ilustrado con la esencia de "Arte Naïf" y "Arte Moderno", propia de Igor Corrales, puro fruto salvaje de la naturaleza.
Los floreros simbolizan lo artificial de la obra así como las flores lo natural; y el matrimonio entre lo artificial y lo natural, protagonistas de la escena pictórica-- como lo pintó el escritor del siglo de Oro Tirso de Molina en sus Cigarrales de Toledo-- forman una composición de veintiuna obras, florilegio, o sea compendio de una temática floral clásica, eterna y atemporal.
Artículo de:
Michèle Stadnik

Profesora graduada en Ciencias Humanas y Filología Castellana
La Sorbonne, París 4.
Agosto
2019



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